Cada día somos más conscientes de la importancia que tiene el planeta, de que debemos cuidarlo si queremos seguir disfrutando de él y, también, de todo lo bueno que nos ofrece la naturaleza, especialmente para nuestro cuerpo y nuestra piel.
La cosmética natural hace justamente eso: aprovecharse de los ingredientes que podemos encontrar de forma natural, seleccionar los que más nos convienen para tratar diferentes partes del cuerpo y con los que conseguir los mejores resultados, y transformarlos en el mejor aliado para cuidar nuestra piel.
Pero, además, nos provee de 5 beneficios únicos que sólo podemos encontrar utilizando ingredientes naturales:
No producen reacciones alérgicas
A diferencia de la cosmética tradicional, la natural trata de usar el menor porcentaje de ingredientes sintéticos o de origen químico posible, ya que pueden resultar dañinos para la piel y producir alergias o reacciones cutáneas que se manifiestan con síntomas habituales como irritación, enrojecimiento o descamación (eccema), por ejemplo.
Al dejar de lado estos componentes que suelen causar hipersensibilidad, la cosmética natural es perfecta para todo tipo de pieles, especialmente las más sensibles o intolerantes, e incluso las que sufren de problemas dermatológicos comunes.
Ofrecen una hidratación mayor
Utilizan menos sustancias “de relleno” que sí son habituales en los cosméticos convencionales como conservantes, colorantes o perfumes artificiales que se añaden para que el producto resulte más atractivo a la vista o al olfato y que tenga una vida útil más larga.
Como no incluyen todos esos “extras” que no ofrecen realmente ningún beneficio, lo que hacen es tener una mayor concentración de principios activos, facilitando a la piel su absorción, proporcionando una hidratación más profunda y duradera.
En definitiva, son más efectivos y los resultados se pueden ver más rápidamente en la piel, incluso desde la primera aplicación.
Menor exposición a ingredientes tóxicos
Muchos productos para el rostro o el cuerpo tienen entre su lista de ingredientes algunos que pueden resultar tóxicos para nuestro organismo, como por ejemplo los parabenos.
Son compuestos químicos que se utilizan en la industria cosmética por su bajo coste y sus propiedades bactericidas y fungicidas, que ayudan a que los productos se conserven mejor incluso meses después de abrirlos, pero que pueden alterar el equilibrio hormonal y también causar deshidratación, alterando la barrera cutánea de la piel.
La cosmética natural los desecha por completo y apuesta por ingredientes más biocompatibles, que se traduce en un mayor beneficio para la salud. De hecho, aproximadamente el 90% de los ingredientes de los cosméticos naturales son plantas o derivados de origen vegetal.
Tienen propiedades curativas
Desde tiempos antiguos se han empleado las plantas en muchísimas culturas como eficaces remedios curativos para aliviar distintas dolencias. Esas mismas propiedades y muchas otras que se han ido conociendo con el paso de los años, sobre todo gracias a la investigación, han convertido a los ingredientes que nos proporciona la naturaleza en la forma más saludable de cuidarnos.
Los aceites vegetales, las arcillas y los distintos extractos de hierbas y flores ayudan a la piel a su regeneración celular, a su protección frente a agentes externos, y muchos de ellos poseen otras muchas cualidades.
Algunos de ellos son excelentes antiinflamatorios y calmantes; unos mejoran la hidratación de la piel y otros poseen propiedades antioxidantes, por ejemplo. Por eso pueden ser muy eficaces para tratar diferentes problemas cutáneos como las arrugas, el acné, las estrías, el envejecimiento prematuro y otras imperfecciones de la piel.
Reducen el impacto ambiental
Utilizando ingredientes que vienen directamente de la naturaleza y no tenemos que crear de forma sintética, estamos utilizando recursos ya existentes, que son renovables, fáciles de producir y mucho menos contaminantes, por tanto, estamos cuidando el medioambiente al mismo tiempo que nos cuidamos a nosotros mismos.
Esto es posible a que no se generan residuos químicos peligrosos (muchos de ellos derivados del petróleo) que pueden resultar agresivos para la naturaleza y producir daños irreparables en ella.
Al contrario, la cosmética natural se rige por una ética sostenible, utilizando ingredientes inocuos como aguas florales o aceites vegetales en su fabricación, prohibiendo componentes nocivos en sus fórmulas, y trasladando esta filosofía también a sus envases siempre que sea posible utilizando materiales reciclados y fácilmente reciclables y evitando los de un solo uso.